Una buena alimentación previene infecciones respiratorias

Todos somos susceptible a infecciones ocasionadas por miles de gérmenes distintos. El propósito del sistema inmunológico es mantener la salud, para lograrlo reconoce a los gérmenes y los combate antes de que puedan causar infecciones. Además, algunas sustancias químicas, medicamentos, aire, polvo, animales etc; debilitan el sistema inmunológico o incluso causan enfermedades.

Los menores de 5 años y los adultos mayores de 65 años son los más propensos a contraer enfermedades porque, en el caso de los niños, presentan un sistema inmunológico poco desarrollado y los adultos mayores de 65 tienen debilitado todo el sistema.

Algunas infecciones respiratorias son:

Resfriado común, sinusitis, faringoamigdalitis, bronquitis, neumonía, bronconeumonía, influenza, laringitis, rinofaringitis.

Factores que predisponen o favorecen las infecciones respiratorias:

1. Suspención temprana de la lactancia materna.
2. Baja cobertura de vacunas específicas.
3. Tos y dificultad respiratoria.
4. Debilidad del sistema inmunológico.
5. Bebés de 6 a 23 meses, adultos mayores de 65 años y embarazadas.
6. Desnutrición
7. Bajo peso al nacer.
8. Exposición al humo del tabaco (ya sea de forma pasiva o activa) cocinas de leña, contaminación.
9. Temporada de polinización.
10. Deficiencia de vitaminas A y C.

Dentro de las recomendaciones alimentarias se sugiere el consumo de cítricos porque son ricos en Vitamina C, como jugo de naranja, mandarina, agua de limón, etc. Esto disminuye el riesgo de infección respiratoria, además de una dieta balanceada con cereales, verduras, proteínas de origen animal, leche, abundantes líquidos e infusiones frutales.

Tips para obtener una buena fuente de antioxidantes:

• Consuma mínimo tres frutas por día que incluya cítrica y añada Lactoserum al gusto.
• Consuma vegetales a la hora de la comida; combine los colores de los vegetales.
• Consuma cereales integrales.
• Aumente el consumo de lácteos como Lactoserum
• Evite el consumo de alimentos fritos, dorados o que estén elaborado con mucha grasa.
• Aumente el consumo de semillas oleaginosas (nueces, almendras, piñón, semilla de girasol, etc.)
• Evite el consumo de alimentos procesados.